El hombre por cual has estado fantaseando, desde que apenas eras un puto nenito queriéndola hacer en el ambiente, acaba de entrar al templo erótico de tu preferencia. Así es, llámale: tu dormitorio, o aquel sex club que está abierto todo el fin de semana, o quizá aquel cuarto trasero encortinado del bar que una vez a la semana se vuelve un reventón; o ¿porqué no?, aquellos baños turcos ubicados a las afueras de la ciudad tan convenientemente.
En fin, este dios sexual es el tipo de hombre del cual quisieras recibir la machacada de culo de tu vida… Y por lo que puedes ver, tiene el instrumental necesario para ello. Por si fuera poco, tú dispones de atributos que estás muy dispuesto a compartir. Obviamente te has esmerado en atraerlo, pues este rorro ’Äúsupra cachondo” tranquilamente se pasea en tu dirección y empieza a bajarse la bragueta, a bajarse los calzoncillos o simplemente tira la toalla. Puedes ver que él ya está listo, y tú…, lo estás mucho más. Al tiempo que se la sientes, empieza la conversación:
El rorro:
“Vamos a hacer que esto se ponga ¡bien caliente!”
:
“¿Necesitas una raya?”
El rorro:
“No, me la inyecto y sólo lo fornico ‘a pelo’ ”
En ese instante se prende una lucecita en tu mente y te dices: “Seguramente él es positivo, si no, no querría follarme sin condón.”
O bien, te dices: “seguramente él es negativo, si no, no querría follarme sin condón” o …
“Los activos no tienen VIH” o …
“Si se sale antes de terminar, no habrá problema” o …
“Con todos los riesgos que he tomado, ¡ya seré inmune!”
O posiblemente estás tan high que la lucecita se prende y se apaga nuevamente tan rápido que no tienes que pensar en nada de esto. Ya está pasando.